“El camino de la sinodalidad es el camino que se espera de la Iglesia del tercer milenio”,
estas palabras, del Papa Francisco, encierran el contenido central de un proceso histórico que pretende renovar y revitalizar la Iglesia católica en el mundo.
Como parte de este “caminar juntos” se vive con gran intensidad desde el 2022 el Sínodo Diocesano de la Arquidiócesis de La Paz, donde el gran protagonista es El Espíritu Santo, que une la diversidad en armonía que, inspira y mueve a la acción y es a través de este hálito de vida que se convoca a todo el pueblo de Dios a vivir la tercera etapa del proceso sinodal denominado “Año de la Espiritualidad 2024-2025”.
Entonando cantos propios guiados por la metodología de oración de Taizé, en un ambiente de profunda espiritualidad, en torno a Jesús Eucaristía y su madre santísima, Nuestra Señora de La Paz, se observaron rostros entusiastas y emotivos; además de una diversidad de expresiones de gran algarabía correspondientes a cada una de las Vicarías, párrocos, presbíteros, diáconos, Vida Consagrada, Instituciones Católicas, Movimientos Católicos, Pastorales, Comunidades Educativas Católicas y laicado en general, congregado para celebrar el inicio de la tercera etapa del proceso sinodal.
El evento multitudinario se desarrolló en la víspera en el Coliseo de la Unidad Educativa Santa Ana, con la participación del Nuncio Apostólico de su santidad en Bolivia, Mons. Fermín Sosa Rodríguez; el Arzobispo de Nuestra Señora de La Paz, Mons. Percy Galván Flores; El Arzobispo Emérito de La Paz, Mons. Edmundo Abastoflor Montero; el Arzobispo Primado de Sucre, Mons. Ricardo Centellas Guzmán; los obispos Auxiliares de La Paz, Mons. Pedro Fuentes, Mons. Luis Durán y Mons. Basilio Mamani.
Caminar juntos como pueblo de Dios
Caminar juntos como pueblo de Dios es el estilo de vida y misión de la Iglesia, por consiguiente, vivir la espiritualidad sinodal, enfatizó, Mons. Ricardo Centellas, como ponente invitado a la inauguración del Año de la espiritualidad, significa humildad y servicio, los miembros del pueblo de Dios tienen que apropiarse de este proceso con una apertura de mente y corazón en una experiencia continua y gradual de conversión personal.
La espiritualidad sinodal depende de cuánto nos acerquemos a Jesús, necesitamos purificarnos, renovarnos y crear consensos en fraternidad, cercanía y comunión.
El mundo cambia está en constante transformación se habla de Inteligencia artificial, tenemos que estar preparados para responder a los desafíos actuales, reflexionó el Obispo; además de sostener que la sinodalidad es un espacio para discernir el camino de la Iglesia y que esta responda adecuadamente a los “signos de los tiempos”.
Señor todo lo ponemos en tus manos
En este caminar juntos, queremos construir una Iglesia orante, fraterna, solidaria, misionera, sinodal y celebrativa. “Señor, todo lo ponemos en tus manos” fue la petición que con notoria emoción compartió Mons. Percy Galván, quien inauguró de manera oficial el Año de la Espiritualidad 2024-2025, tercera etapa del Sínodo Diocesano paceño.
El año 2022 Mons. Galván convocó al Pueblo de Dios a participar del Sínodo Diocesano de la Arquidiócesis de La Paz. El mencionado camino sinodal en su primera etapa contempló la visita de los Obispos a las parroquias de la Arquidiócesis de La Paz mediante los Encuentros parroquiales sinodales en el “Año Introductorio” para conocer las necesidades, sueños y anhelos de las comunidades de fe en las Iglesias de La Paz.
La segunda etapa se realizó de julio del 2023 a julio de 2024 bajo la denominación de “Año Doctrinal” en ella se propiciaron los Encuentros de formación vicarial, que permitieron al Arzobispo de La Paz, a Mons. Basilio Mamani, al Padre Daniel Carranza y al equipo del Centro de Promoción del Laicado “Ricardo Bacherer” Ceprolai, compartir con el laicado los temas de: Eclesiología, Cristología, Sínodo de la Sinodalidad, Religiosidad Popular y Sacramentos.
El “Año de la espiritualidad” como etapa central en el periodo sinodal propiciará espacios de profunda oración, contemplación, reflexión y fraternización a la luz del Espíritu Santo.
