Por: Nataly Carrasco Vaca
“Danos un corazón grande para amar, danos un corazón fuerte para luchar… Caminantes, sedientos de verdad” esta frase describe con precisión el compromiso con la educación, la sinodalidad y la justicia social de la Congregación y familia de los “Sagrados Corazones” en La Paz, que, en el marco de sus 142 años de vida institucional en Bolivia, continúan impulsando la formación permanente e integral de su plantel docente y administrativo. Son “Corazones unidos por vocación y misión”.
En ese espíritu sinodal y con plena conciencia de su identidad cristiana y católica, se invitó al equipo del Centro de Promoción del Laicado “Ricardo Bacherer” (CEPROLAI) a compartir el taller: “El rol del laico en la Iglesia Sinodal”. Este espacio formativo y reflexivo abordó la misión que todos los bautizados tienen en el mundo.
Seguidores del camino
Quién hubiera pensado que, incluso antes de llamar a los laicos por ese término, al definirlos como “seguidores del camino” ya se mostró la identidad sinodal del pueblo de Dios, que desde tiempos inmemoriales ha conservado el deseo de “caminar juntos” guiados por el Espíritu Santo.
El rol del laicado en estos tiempos enfrenta desafíos en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo, Ramiro Callizaya, responsable de la línea de acción de formación bíblica, teológica y laical del CEPROLAI, ofreció un análisis centrado en los ámbitos de la política, las redes sociales, la familia y el trabajo.

La misión propia y específica del laico, sostuvo Callizaya, se realiza en el mundo, de tal modo que con su testimonio y su actividad contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio.
El teólogo exhortó a los participantes del taller a tener presente un fragmento extraído de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, que textualmente señala: “Porque, si todo lo que se ha dicho sobre el Pueblo de Dios se dirige por igual a laicos, religiosos y clérigos, sin embargo, a los laicos, hombres y mujeres, por razón de su condición y misión, les compete particularmente ciertas responsabilidades, cuyos fundamentos deben ser considerados con especial cuidado debido a las circunstancias singulares de nuestro tiempo”.
Identidad Trinitaria de la Sinodalidad
“El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito», ni la cabeza a los pies: «No tengo necesidad de ustedes». Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son indispensables. Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno, en particular, es miembro de ese Cuerpo”.
Recogiendo estas palabras de San Pablo a los Corintios, la directora de CEPROLAI, Erika Aldunate, consolidó su presentación al compartir los contenidos más relevantes del documento final del Sínodo de la Sinodalidad, destacando la importancia de la corresponsabilidad y unidad en la Iglesia católica.

La Trinidad sostuvo Aldunate, es el fundamento de nuestra fe cristiana católica. La Trinidad es la unidad en tres personas distintas que son un solo Dios porque se aman plenamente.
La dinámica formativa concluyó con la metodología de la Conversación en el Espíritu, centrada en la pregunta: ¿Cómo vivo la sinodalidad como laica o laico? Las respuestas surgidas de cuatro mesas de diálogo y escucha fraterna, iluminadas por el Espíritu Santo, demostraron un compromiso misionero, evangelizador y sinodal profundamente arraigado en los participantes.
Erika Aldunate, reconocida teóloga, ha tenido un papel activo en la difusión y socialización del Sínodo de la Sinodalidad, aportando especialmente la mirada laical en este proceso eclesial de renovación y escucha.










