Por: Nataly Carrasco Vaca
Como parte del año de la Espiritualidad del Sínodo Diocesano de la Arquidiócesis de La Paz, en la víspera el pueblo de Dios congregado en la Iglesia del Carmen participó de primera Sagrada Eucaristía, adoración al Sacratísimo Sacramento y consagración como devotísimos hijos de Dios al Sagrado Corazón de Jesús. Este momento de profunda espiritualidad se realizará cada primer viernes de mes a partir de las 18.00 horas, en el mencionado templo.
Durante la Eucaristía que presidió, el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Paz, Mons. Pedro Fuentes, destacó que Jesús posee un corazón humano, glorificado y divino. En su homilía, subrayó tres aspectos esenciales de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús:
El primero referido al aspecto humano, que refleja cómo el Hijo de Dios experimentó emociones y sufrimientos en solidaridad con la humanidad.
El segundo aspecto el divino, que nos recuerda el amor inmenso de Dios, quien envió a Jesucristo para redimirnos del pecado y la muerte.
Finalmente, el tercer aspecto se refiere a la unión intrínseca con la Santísima Trinidad, que manifiesta la profunda relación del Corazón de Jesús con el Padre y el Espíritu Santo, revelando la plenitud de su naturaleza divina y humana.
Los actos de amor son la única forma auténtica de expresar el testimonio de amor, afirmó el Obispo, resaltando capítulo por capítulo los aspectos más destacados de la “Carta encíclica sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo” Dilexit Nos. Además, destacó que este año es especialmente bendito para la Iglesia Católica, ya que estamos viviendo el Jubileo de la Esperanza, un tiempo de renovación espiritual y reconciliación, y conmemorando los cien años de la consagración de Bolivia al Sagrado Corazón de Jesús, un momento significativo que refuerza la fe y la devoción del pueblo boliviano.
Este acto de oración y adoración contó con la participación de sacerdotes, diáconos, religiosas, seminaristas, representantes de diversas instituciones católicas, movimientos y pastorales, así como todas las personas de buena voluntad que se unieron para orar y recibir la estampa del Sagrado Corazón de Jesús con profundo amor y devoción.
